La personalidad múltiple, como se conoce coloquialmente, o Trastorno Disociativo de la Identidad como lo conocemos en psicología, es posiblemente uno de los temas que más curiosidad suscita en las personas por el gran misterio que lleva consigo. 

Yo, personalmente, tuve la suerte de poder ahondar profundamente en este trastorno ya que mi Trabajo de Final de Grado de Psicología por la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir (2015) fue sobre un Caso Clínico en Trastorno de identidad Disociativo. Así que comenzamos. 

¿Qué es el trastorno de identidad disociativo?

Lamentablemente, el cine y el morbo que suscita de por sí la ‘’Personalidad Múltiple’’ no hace nada más que dificultar la divulgación desde la ciencia de este trastorno por parte de los profesionales. Ya que las personas en general por la imagen distorsionada que se ha creado hacia este trastorno muchas veces no llegan a entender las causas reales de porqué aparece el conocido Trastorno de Identidad Disociativo. 

Desde el DSM 5, manual diagnóstico de los trastornos psicológicos, nos explican que los criterios diagnósticos de este trastorno se basan en presencia de dos o más identidades o estados de personalidad, donde al menos dos de estas identidades o personalidades controlan de forma recurrente el comportamiento de la persona. 

Es decir el trastorno de identidad disociativo, se caracteriza por varios estados de personalidad distintos que se suceden uno tras otro controlando la conducta del sujeto donde vemos una identidad anfitriona o primaria e identidades alternativas. Lo que caracteriza a estas identidades alternativas es que se van apoderando del dominio del paciente durante situaciones distintas, esta alternancia puede producirse de manera inminente o de modo más gradual. De este modo, diremos que se producen lapsos de memoria, ya que estas situaciones de cambio actitudinal confunden al sujeto. 

¿A qué se debe el trastorno de identidad disociativo?

Llegar a dilucidar cuales son las razones que pueden producir este trastorno no es tarea fácil, ya que este trastorno no cuenta con una única teoría que tenga el consenso mayor por todos, pero a continuación te mostraré unas cuantas basadas en estudios científicos:

Según Guerra (2011) Ludwig afirma que varios autores interpretan que este trastorno surge como una válvula de escape donde el paciente desarrolla varias personalidades como una estrategia de protección hacia un suceso traumático que lo desencadena. 

Por otro lado, González (2008) destaca que estos mecanismos de defensa en los que se escuda el paciente para hacer frente al hecho traumático tienden a interiorizarse dentro de la persona, haciéndolos parte de sí. Es decir, se trataría de una serie de reacciones automáticas, sin ninguna intencionalidad. 

De esta manera, Guerra (2011) citando a Wilbur comenta que los malos tratos hacen que el agredido experimente emociones de ira y se sienta amenazado, por esta razón el paciente puede considerar que no es apropiado mostrar esas sensaciones desagradables y contiene estas emociones, llegándolas a almacenar en el subconsciente. 

Repito, estas son teorías, pero no hay una que cuente con mayor validez que las otras en el tema del Trastorno Disociativo de la Identidad. 

¿Qué tipos de trastorno de identidad disociativo hay?

Como nos comentan los autores Pérez y Galdón (2003) el doctor en psicología mejicano Etzel Cardeña nos explica que debido a la gran controversia que gira en torno a este trastorno de identidad disociativo, decidió clarificar los usos que se le ha ido dando al término disociación, agrupándolos en tres categorías: 

En primer lugar, encontraríamos la disociación como módulos no conscientes, explicado como que a algún nivel de conciencia le falta la cohesión necesaria como para que esto suceda. De esta tipología versan tres variantes, que se explican como la ausencia de percepción consciente de estímulos entrantes, la unión de varios sistemas mentales separados que han de ser unificados en la conciencia de la persona y disociación como una contradicción entre la conducta expresada y la percepción que se siente. 

Por otro lado, encontraríamos la disociación entendida en términos de una desconexión del yo, donde se produce una alteración de la manera de percibirse a uno mismo, a nivel de conciencia. 

Y, por último, disociación en forma de mecanismo de defensa, de base psicoanalítica, que se expresa como un rechazo inconsciente hacia recuerdos emocionalmente dolientes. 

¿Cómo se trata desde la Psicología el trastorno de identidad disociativo?

Por la complejidad de este trastorno de identidad disociativo, el tratamiento debe ser abordado por profesionales de la salud mental especializados en este tipo de trastornos mentales ya que se precisa de una preparación específica en la temática de los traumas. 

El clásico tratamiento en los traumas del Trastorno Disociativo de Identidad fue desarrollado por la ISSTD (International Society for the Study of Trauma and Dissociation) y está formado por tres pasos: estabilización, trabajo con los traumas e integración. Basado en la teoría de disociación estructural de Van der Hart, Steele y Nijenhuis (2005) buscan un tratamiento que mediante tres fases logre abordar los procesos mentales y cogniciones desadaptativas del paciente con síntomas de Trastorno Disociativo de la Identidad. 

Uno de los objetivos principales es llegar a integrar las partes disociadas del paciente, una vez el tratamiento esté estabilizado. 

En la Fase 1 (Estabilización y reducción de los síntomas) se busca que el paciente llegue a conocer y controlas sus síntomas disociativos, también controlando situaciones estresantes como el recuerdo de las situaciones postraumáticas e intentando mejorar sus capacidades relacionales con las personas de su entorno. 

En cuanto a la Fase 2 (Tratamiento de los recuerdos traumáticos) haría énfasis en las fobias a los recuerdos traumáticos y al apego inseguro, esta parte se llevaría a cabo cuando una vez la fase de estabilización previa estuviese controlada, aquí la finalidad sería que el paciente pudiese llegar a enlazar ambas personalidades. 

Por último, en la Fase 3 (Integración y rehabilitación de la personalidad) sería una síntesis de las dos anteriores buscando su continuidad a largo plazo.