La mentira empieza a ser un problema cuando de manera sistemática la integramos en nuestro repertorio de respuestas habituales. Cuando mentimos, nos damos cuenta que lo que estamos contando no es así, pero nos habituamos a usar la mentira como una salida, incluso como una forma de vida.  Por eso, es tan importante que cuando veamos que incluso es la mentira la que controla nuestra vida y no nosotros a ella es cuando deberíamos plantearnos pedir cita a un psicólogo. Porque la mentira solo te va a traer problemas y generar desconfianza a medio-largo plazo. 

Diferencias entre mitomanía y una mentira esporádica

Una mentira aislada es algo que se hace de manera normal, todos hemos mentido en alguna ocasión en nuestra vida, ya sea esa mentira ‘’piadosa’’ como se dice coloquialmente o de manera consciente para sacar un beneficio. La mentira se puede usar para evitar una situación que no queremos, como cuando no queremos quedar con alguien y ponemos una excusa, por ejemplo. Una mentira esporádica se hace en una situación y tiempo específicos, con un fin en particular y de manera consciente, es decir, sabiendo que estamos diciendo una mentira y en el fondo sabiendo que no estamos actuando bien.  

Aquí la diferencia central es que la persona con mitomanía miente sin tener un motivo, de manera compulsiva, como hábito. Hábito que es aprendido, porque nadie nace siendo mitómano, sino que por experiencias o por lo que ha vivido en su entorno ha desarrollado este tipo de comportamiento. Cuando la mentira se nos hace un hábito, cuando en casi todo lo que decimos hay elementos inventados o exagerados es cuando tenemos un problema, ya que, al ser una conducta compulsiva, que se hace por inercia, muchas veces no reparamos cuales son las consecuencias que pueden tener. 

¿Por qué mentimos?

Hay muchas razones por las que las personas pueden mentir, cada caso es un mundo y cada persona tiene sus razones, ya sean buenas o malas. Pero lo más habitual es que mintamos para evadir la realidad, hacernos creer a nosotros o a los demás de que tenemos una vida diferente a la real. También podemos mentir por que hay una adicción o algo que nos da vergüenza admitir. 

También es verdad que cuando una persona miente mucho es por su baja autoestima, porque trata de engañar o encubrir algo que no le gusta. Dicho esto, también al tener la autoestima afectada podemos buscar llamar la atención de los demás mintiendo, inventando o exagerando hechos para atraer la atención. 

Tratamiento de la mentira patológica o mitomanía por un psicólogo

Las mentiras son algo que llega un momento que integramos en gran medida en nuestra vida y por eso a veces es complicado deshacerse de este mal hábito. Por eso, si ves que tú o una persona allegada a ti, ya ha pagado ciertas consecuencias fatales por el mal hábito de mentir, mi consejo es que se acuda a terapia con un psicólogo especialista en este tema. Ya que aquí en consulta, enseñaremos a esa persona que, en el fondo está sufriendo en su vida y por eso miente, a que aprenda una nueva salida más honesta que el encubrimiento que hacen las mentiras. 

Sé que puede resultar muy complicado de primeras, pero desde mi experiencia de años en consulta he visto desde el otro lado de la mesa que las personas que se quitan el hábito de mentir sistemáticamente aprenden a vivir mejor. Sobre todo, porque el que no miente no tiene que tener mucha memoria para acordarse y descansa, porque mentir desgasta y no poco.

Hábito de Mentir